Las recientes iniciativas del Gobierno dan testimonio de la determinación de Turquía de crear un nuevo orden en la política mundial, y los acontecimientos en el mundo árabe proporcionan una oportunidad para cambiar las relaciones con los países del entorno, dice Eric Walberg desde Estambul.

Con la vista puesta en las elecciones parlamentarias del mes de junio, las recientes declaraciones del Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan y el Ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, confirmaron la importancia que el mando turco da a la posibilidad de desempeñar un papel más dinámico de Turquía en Oriente Medio, como un puente entre Oriente y Occidente.

Los líderes de la Cumbre del Cambio, celebrada los días 13 y 14 de marzo en Estambul, reunieron a cien líderes políticos, a académicos y a periodistas, principalmente de Estados Unidos, Europa y Oriente Medio. La cumbre fue inaugurada por el Primer Ministro turco, en la que se refirió a Turquía como un “Estado social democrático basado en la justicia social”, y describió Estambul como un lugar adecuado para las reuniones Oriente-Occidente, con su larga historia de lazos con Oriente Medio, los Balcanes, África del Norte, y como encrucijada del cristianismo, Islam y Judaísmo. Esta visión fue complementada por las palabras que el Ministro de Asuntos Exteriores dirigió a la cumbre: “El Islam y la democracia están al lado”, y la entrada de Turquía en la Unión Europea mostrará que “Europa puede tener en su seno un país musulmán”.

Erdongan criticó a Occidente por renunciar a apoyar los recientes levantamientos en Oriente Medio, y al mismo tiempo advirtió contra el error cometido al invadir Libia, como ya ocurrió con Iraq, diciendo que esta acción destruía toda posibilidad de Democracia. Un líder fuerte como él, sostuvo que si un líder se queda atrás, se convierte en un “líder que ofrece resistencia al cambio” y usa su posición para enriquecerse, de tal modo que será despreciado y caerá. El Estado sólo vive mientras la gente viva; no hay ningún problema sobre el huevo y la gallina en esta situación. Si debe haber un cambio en el régimen de Libia, éste debe venir del pueblo, no por presión de Occidente.

La visión del Primer Ministro Turco es la de que hay que desmontar fronteras, de modo que la gente pueda pasar de Europa a Oriente Medio y viceversa, señalando la abolición por parte de Turquía de los requisitos de visado a una docena de países, incluidos Egipto y Rusia – a diferencia de la Unión Europea insular. Es una visión a largo plazo por parte de Erdogan, quien copatrocinó la Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas con el Presidente español José Luis Rodríguez Zapatero en 2005.

El “Fin de la Historia” propuesto por Francis Fukuyama después del colapso de la Unión Soviética y el “Choque de civilizaciones”, propuesto por Samuel Huntington, fue rechazado por el Primer Ministro, calificándolo de eurocéntrico, y desacreditado por los recientes acontecimientos en Oriente Medio. También rechazó el eurocentrismo de la Guerra contra el Terror. “El terrorismo es internacional, sea el de Madrid, Moscú o Estambul”. No se puede decir que “un terrorismo sea bueno y otro malo”, un principio sobre el que funcionan ciertos países. El flujo de ideas no puede darse en una dirección única. “Debemos compartir ideas para resolver los problemas”.

El Primer Ministro ya mira hacia las celebraciones del Centenario de Turquía en el 2023, y prometió a los líderes de la Cumbre del Cambio que Turquía se situará entre los 10 primeros sistemas económicos para entonces. El Viceprimer Ministro, Hayati Yazici, habló sobre la fuerza de la economía turca, afirmando que en Turquía ha aumentado el nivel de vida de modo que “ningún ciudadano turco está entre los 1,5 mil millones de personas que carecen de acceso adecuado al agua potable”.

El Ministro de Asuntos Exteriores, Davutoglu, llegó directamente del Sexto Forum Al-Jazeera. “El mundo árabe está en transición: ¿un nuevo futuro?, celebrado en Doha, Qatar, del 12 al 14 de marzo, donde habló con mucho detalle sobre la visión tuca de Oriente Medio. Davutoglu, dijo que: “La ola de revoluciones en el mundo árabe es espontánea, resaltando el flujo natural de la Historia”.

Condenó las políticas coloniales de “divide y triunfarás” de los años 1930 a 1950, partiendo Oriente Medio y cortando las relaciones orgánicas entre los países árabes, la subsecuente Guerra Fría, que deformó y debilitó la región y convirtieron en enemigos a naciones como Turquía y Siria, que habían juntos durante siglos. No somos testigos del final de la Historia, sino al contrario, testigos de una vuelta de Oriente Medio al curso normal de la historia, después de un siglo de intervenciones, cuando las antiguas civilizaciones fueron desgarradas por los invasores.

El Ministro de Asuntos Exteriores tiene un doctorado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, y fue Presidente del Departamento de Relaciones Internacional en la Universidad de Beykent en Estambul, antes de entrar en la arena política. Es autor de cinco libros, incluyéndose Paradigmas Alternativos; el impacto del Weltanschauungs (N.del T.: una visión global o filosofía personal de la vida humana y del universo) islámico y Occidental en la Teoría Política, Transformación Civilizadora y El Mundo Musulmán, que han sido publicados en inglés.

El final de la Guerra Fría, el terremoto de 1989, todo ello debiera haber devuelto a los pueblos turco y árabe sus relaciones naturales, pero Occidente se previno contra esto, dijo a lo líderes presentes en la Cumbre del Cambio. Occidente creyó que “las sociedades árabes no se merecían una Democracia, y necesitaban regímenes autoritarios para conservar el status quo y prevenir el radicalismo islámico”.

Davutoglu rechaza este guión y señala los levantamientos en el mundo árabe como una prueba de que “un turco corriente, un árabe corriente, un tunecino corriente, pueden cambiar la historia”, declarando que los pueblos que vivieron bajo el dominio Otomano precolonial “tienen un destino común”. “Tenemos que reconstruir y restaurar los sistemas políticos en nuestra región, como reconstruimos nuestras viviendas después de un tsunami”. El tsunami que destruyó la región fue el colonialismo e Israel, y que ahora es necesario forjar un destino común para la región.

Su visión está basado en el reconocimiento de “respeto y la dignidad” para la gente de la región, dejando atrás un período de desprecio y humillación. “Es lo que los jóvenes exigieron en la Plaza Tahrir. Después de escucharles, mi visión del futuro es más optimista. Esta generación es el futuro de Egipto. Saben lo quieren. Supone un nuevo ímpetu para nuestra región, que debería ser respetada”.

El cambio, tanto si los líderes lo quieren o no, requiere que los líderes lo dirijan o,al contrario, irán a remolque. “Nadie debería pensar que un régimen en particular o persona puede garantizar la estabilidad de un país. La única garantía de estabilidad es el pueblo. Debemos hacernos partícipes del cambio, como lo ha hecho la gente en la Plaza Tahrir”.

Ningún dictador puede garantizar sólo la seguridad – la seguridad y la libertad no son opuestas, se necesitan ambas. “El único camino para seguir adelante es la transparencia, la responsabilidad, los derechos humanos y el imperio de la ley”. Davutoglu, que reflexiona sobre la experiencia propia de Turquía, advirtió que debe haber una “separación clara entre el papel de los militares y las instituciones políticas de la sociedad civil”, y alabó la decisión del jefe del Estado egipcio, Field Marshall Tantawi, de transferir el poder a un Gobierno civil cuanto antes.

Subrayó que “la integridad territorial de nuestros países y de la región debe ser protegida. El estatuto jurídico y la integridad territorial de los Estados, incluidos Libia y Yemen, deberían ser protegidos. Durante el periodo colonial y de la Guerra Fría, se produjeron muchas divisiones, demasiadas separaciones”.

Turquía entiende mejor esta región porque forma parte de ella, pero es la gente de cada país la que debe marcar el camino... Debería de haber una propiedad regional. Ésta es nuestra región”. Sin embargo, como ya dijo el Primer Ministro, subrayó que Turquía no debe ser el modelo a seguir para todos los países, sino que “el cambio depende tanto de la cultura propia de cada país como de sus valores universales”. Secunda la afirmación de Yacizi: “Los regímenes totalitarios no basados en la legitimidad social no tienen ninguna cabida desde la caída del Muro de Berlín”.

Davutoglu criticó el uso del termino “Oriente Medio”, como un término Orientalista, que implica la existencia de conflictos y subdesarrollo. “Nuestra región ha sido el centro de la Civilización durante milenios, durante los cuales prosperaron ambientes multiculturales... y hay suficientes recursos económicos para hacer de nuestra región un importante centro de gravedad”.

El Ministro de Asuntos Exteriores impulsó a sus oyentes a que aprovechasen la situación, usar un nuevo discurso para la región, rechazando el uso de la violencia y desmontando las “barreras entre países, sociedades y sectas”. Aumentar la interdependencia económica, el diálogo político y la interacción cultural. Como no se precisa visado entre Turquía y los países vecinos, Turquía también ha abierto 18 nuevas embajadas en África en la pasada década, justo cuando los países europeos cerraban las suyas. Davutoglu recogió la petición de Erdogan de eliminar los visados, previendo un día en que “la gente podrá pasar por una Palestina libre desde Estambul a Londres, Es nuestra visión. No hay que construir muros alrededor de Turquía, sino abrirnos para compartir con nuestros vecinos. En El Cairo formamos parte de Oriente Medio, en Europa somo europeos. Debemos forjar la historia con todas las naciones de nuestro alrededor”.

Añadió que esto debe aplicárselo también Occidente, y que continuando con la crisis financiera internacional de los tres años anteriores “debemos desarrollar un orden económico basado en la justicia y un orden social basado en el respeto y la dignidad”. El desarrollo de Oriente Medio se basa en la promesa de mostrar un camino hacia una “nueva situación global, política, económica y cultural”.

http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/03/26/turquia-y-oriente-medio-carpe-diem/

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Canadian Eric Walberg is known worldwide as a journalist specializing in the Middle East, Central Asia and Russia. A graduate of University of Toronto and Cambridge in economics, he has been writing on East-West relations since the 1980s.

He has lived in both the Soviet Union and Russia, and then Uzbekistan, as a UN adviser, writer, translator and lecturer. Presently a writer for the foremost Cairo newspaper, Al Ahram, he is also a regular contributor to Counterpunch, Dissident Voice, Global Research, Al-Jazeerah and Turkish Weekly, and is a commentator on Voice of the Cape radio.

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