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El drama que se desarrolla en este momento en altamar, frente a las costas de Gaza, ha capturado los corazones del mundo, dice Eric Walberg.

El diminuto Dignité/Karama que zarpó con bandera francesa, salió de Córcega el 25 de junio, y ha navegado a lo largo de las últimas semanas, principalmente por aguas griegas. Sú última escala fue la isla griega de Kastellorizo este sábado, después se dirigió hacia el sur. Los 16 pasajeros a bordo se ven a sí mismos como representantes de toda la Segunda Flotilla por la Libertad: Conserven su Humanidad.

El resto de los barcos de la Flotilla han sido detenidos en puertos griegos, algunos a causa de  sabotaje, otros a causa de cuestiones técnicas, y cuando todo eso ha fallado – simplemente retirándoles sus banderas.

Según Greta Berlin del Movimiento Gaza Libre (FGM por sus siglas en inglés), Dignité pudo salir de Kastellorizo cuando dijo a los guardacostas griegos que se dirigía hacia Alejandría, Egipto, no a Gaza.

Pero el domingo por la noche, se acercaba a la ciudad egipcia de Port Said pero se detuvo y cambió de rumbo para dirigirse a Gaza después de todo. El capitán, Zacharia Stylianakis, decidió que la agitación política de Egipto hacía la visita poco recomendable y que en esas circunstancias era perfectamente legal dirigirse a Gaza. ¿Porqué no?

Pero el martes por la mañana, cuando se encontraba a 50 millas de distancia de la Franja de Gaza, una embarcación israelí empezó a seguir el yate amenazando con atacarlo si entraba a las aguas que se encuentran bloqueadas. Pronto tres lanchas cañoneras lo rodearon.

Los delegados a bordo incluyen a la delegada del Partido Comunista Francés, Jacqueline Le Corre, al ex europarlamentario Jean Claude Lefort, así como a los representantes de los flotilleros de Canadá, Francia, Grecia y Suecia.  La periodista israelí Amira Hass, está reporteando los sucesos para Haaretz y hay un equipo de Al-Jazeera TV.

Hass es autora de Drinking the Sea at Gaza - Bebiéndose el mar en Gaza - (1999), un desgarrador relato de la sociedad de Gaza de fines de la década de los ochenta y mediados de los noventa. Ella vivió y reportó desde Gaza en los noventa y ahora vive en la ciudad cisjordana de Ramallah.

Su libro hace un recuento de la expulsión de 1948, de la huída a Gaza, y de cómo las estructuras de la ciudad y las tradiciones fueron reconstruidas en los abarrotados campamentos de Gaza.

“Aunque la mayoría de los refugiados de Gaza están dispuestos a aceptar las consecuencias políticas de perder su tierra, emocionalmente siempre van a ver a esas aldeas como su hogar”.

El hecho de que Dignité haya elegido a Kastellorizo – ubicado en la parte más oriental del archipiélago griego ya cerca del territorio de Turquía – como su plataforma de lanzamiento para romper el cerco, no es ninguna coincidencia. Muchos kastelorizianos huyeron de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, encontrado refugio en Gaza.

El alcalde de la isla en la actualidad, Paul Panigiris, nació en Gaza, y él y sus paisanos isleños son decididos defensores de sus asediados hermanos. Su apoyo a Dignité  fue sin duda un factor importante para “convencer” al funcionario griego de que les permitiera avanzar.

Lo cual significa que Dignité no es solamente un vestigio de la Segunda Flotilla por la Libertad, como lo han querido presentar los medios masivos de comunicación, sino una primera oleada de los que vendrán, como los describió el Movimiento Gaza Libre.

“Es un mensaje al gobierno israelí, a la comunidad internacional y a la asediada gente de Gaza: El Movimiento Gaza Libre y la coalición de la Segunda  Flotilla por la Libertad no se darán por vencidos hasta que se levante el inhumano e ilegítimo bloqueo a Gaza”.