(Spanish translation of "Uzbekistan's Brave New World")
27/11/2 -- Mubin, que publica Information Weekly, un tabloide anodino especializado en música pop y deportes, me invitó a comer el domingo por la noche. Ahora es Ramadán, y me advirtió que no llegara tarde, porque había tomado desayuno a las 4.30 de la mañana y pasaría el día contando los minutos hasta las 5.11 de la
tarde. Después de un delicioso ploff preparado por su encantadora y retraída esposa, Nargiza, salimos a la calle a fumarnos un porro y a encontrarnos con sus amigos del vecindario para el tradicional paseo vespertino –algo que se repite en miles de vecindarios en todo el mundo musulmán.
Hasim, un rechoncho y amistoso delantero del equipo local de fútbol (la mayoría de los uzbecos son fervientes fanáticos del fútbol), me preguntó con gran interés por los Toronto Maple Leafs, cuánto gana un chofer en Canadá, etc. –las preguntas típicas que me hacen innumerables veces. Es ingeniero eléctrico por
formación, pero gana mucho más ahora como un capitalista en ciernes, vaciando dinero cada día de los flippers que posee en el vecindario. Luego anunció, entre risas: "Pronto me voy a América." Cuando lo urgí un poco más, explicó que se había inscrito en la Embajada de EE.UU. ya por el segundo año para la lotería de la green card.
Como virtualmente todos los hombres (y muchas mujeres) jóvenes en este país, EE.UU. es el mágico paraíso terrenal, donde pueden ganar montones de dinero y volver a casa para vivir como reyes. Lo que me hizo preguntar: "¿Qué piensa de los planes de Bush de atacar a Irak?"
"Es sólo para lograr el control del petróleo," dijo con toda naturalidad. Su amigo Salim interrumpió: "Afganistan, Irak... EE.UU. tiene muchas armas. iene que usarlas. La guerra es buena para la economía."
Pensé que no estaba tan equivocado, considerando que sus únicas fuentes son noticias de boca en boca y las noticias oficiales uzbecas, que son servilmente ro- estadounidenses.
De alguna manera la conversación llegó a cómo era 'antes', es decir, antes del colapso de la Unión Soviética.
"Entonces la vida era segura. Teníamos el comunismo y no nos dábamos cuenta," dijo Hasim tímidamente. "Uno no pensaba mucho en el dinero. Los estudios eran ratuitos. Ahora nuestros niños tienen que darle al callo para pagar por todas as cosas. No tienen tiempo para estudiar adecuadamente. O jugar."
"Y EE.UU. tenía que pensarlo dos veces antes de comenzar a bombardear a otro país hasta barrerlo del mapa," no pude dejar de agregar.Formábamos parte de un país poderoso que era respetado por el mundo," dijo alim. "¿Qué somos ahora? Un páramo, aislado del mundo."
Comenzaba a hacer frío, así que Mubin y yo nos despedimos y nos reunimos con su familia. Como era el hijo más joven, se alojó en el hogar familiar al casarse, y e ocupa de su enérgica, seria, madre, como corresponde a la tradición local. En ealidad, ella no necesita que la cuiden mucho, aunque ya va para los 80 años.
l jardín es una fiesta de colores en verano. Ella acaba de terminar una biografía de su padre, que estudió en Turquía hasta 1925, y, como muchos de los ntelectuales de la Unión Soviética, desapareció un día durante los años 30, y unca se supo más de él.
A pesar de eso, Barno opa (opa significa hermana mayor, un signo de respeto) nunca sufrió por ser hija de un 'enemigo del pueblo'; la familia, aunque esgarrada cuando desapareció el padre, fantaseaba que de alguna manera había uelto a Turquía. Ella llegó a ser una destacada periodista, se afilió al Partido Comunista, y vivió una vida plena e interesante; una mujer fuerte, ndependiente, que no necesitaba "liberación de las mujeres". Había leído el iscurso de Jruschov denunciando a Stalin, pero sólo supo de la suerte de su
padre cuando las compuertas se abrieron bajo Gorbachov en 1989 –más de 50 años después. Había sido arrestado junto con 80 otros uzbecos importantes, y fue uno e los 15 que fueron llevados a Moscú y fusilados sin juicio por propugnar una república independiente de pan-Turkestán.
"¿Pero no sabías del gulag?" Le pregunté. "¿No sospechabas que había sido 'reprimido'?"
"No. Sabíamos de muchos arrestos injustos y asesinatos bajo Stalin, pero nunca pensamos que era lo que le había ocurrido a mi padre," dijo.
Como resultado de esa demoledora revelación, Barno opa se alegró por la independencia de Uzbekistán, y apoya a Karimov, negándose a lamentar el colapso e la Unión Soviética que había hecho tanto –bueno y malo— por ella. Acepta el fianzamiento de un dictadorzuelo (que, a propósito era un huérfano indigente y
a pesar de ello pudo llegar a Presidente), la extrema censura de los medios, las prisiones llenas de creyentes comunes. En el crepúsculo de su vida, no le reocupan los radicales cambios económicos y el 'mundo feliz' que crecen a su lrededor. Lo que le importa es que el retrato de su padre está en el Museo de Víctimas del Colonialismo, que agrupa los períodos ruso y soviético como un solo ugo imperialista.
Es difícil culparla. Sin embargo, sugerí que fue una tragedia que la Unión Soviética se derrumbara. La hermana de Mubin, Sayora, estuvo inmediatamente de acuerdo. Es una cantante rofesional de música popular y podría haber vivido confortablemente en el iempo de los soviéticos, con su atractiva personalidad y talento. Su madre se antuvo en silencio, pero el marido de Sayora, Temir, que había sido miembro del
Partido Comunista, se lanzó a una crítica de la Unión Soviética como capitalismo de estado. Es un empresario en ciernes, y durante la perestroika, estuvo activo n la organización de un 'sindicato de empresarios'. Como ambos somos conomistas, comencé a protestar por su obvio mal uso de los términos.
"Desde luego, no era un sindicato en el verdadero sentido de la palabra, pero en esa época teníamos que utilizar términos aceptables para organizarnos," explicó on soltura.
Sabrán de qué tipo de persona estoy hablando: hubiera encajado perfectamente en la sección de ideología de algún ministerio soviético, y ahora, si su inglés uera mejor, lo agarraría Saatchi & Saatchi para que creara anuncios en uzbeco ara Dentamint. Me pareció que tenía menos sentido de la realidad que el astuto
Hasim, pero con muchas más pretensiones.
"Sí, pobre Gorby," dije de manera más bien poco diplomática y comencé a agujerear su sindicato para empresarios y su teoría sobre la URSS. "Gorbachov tenía esas ideas ingenuas de que si se soltaran un poco las cosas, la gente olaboraría honestamente en conjunto, que formarían verdaderas cooperativas, y que las reformas tendrían éxito," continué. "Pero lo que sucedió, fue que cada ual agarró lo que pudo y luego Yeltsin derribó todo el sistema." Tal vez fueron ólo corteses, pero nadie discrepó. Incluso Barno opa no dijo nada bueno de Yeltsin, excepto que al sabotear el intento de Gorbachov de salvar la Unión, había preparado el camino para la independencia de Uzbekistán.
¡Qué mezcolanza de contradicciones –la adoración del sueño americano, junto con la cínica conciencia de que EE.UU. es egoísta y violenta a escala mundial! La gente vivió bien bajo un régimen duro pero igualitario, pero su tragedia y susceptibilidad personales socavaron su fe. Tienen que ajustarse a su 'mundo feliz', y no es fácil.
Pero en todo caso el recadero local tiene la última palabra. El Presidente uzbeco Islam Karimov declaró al parlamento en agosto que "la sombra de la URSS" es una razón importante de los problemas actuales. Se felicitó de que la nueva generación crezca libre del "legado totalitario" de la Unión Soviética.
Como Karimov dijera al parlamento en agosto, "Al visitar una de las escuelas, pregunté a los niños, '¿Saben quién fue Brezhnev?' Respondieron, 'No, no sabemos.' Entonces les pregunté, '¿Quién es Gorbachov?' De nuevo dijeron que no sabían. Entonces les dije que les iba muy bien."
23 de noviembre de 2002