Turquía continúa con sus esfuerzos de frenar las intenciones de la coalición franco-anglo-norteamericana de invadir Libia. Desde un primer momento, el Primer Ministro Turco, Recept Tayyip Erdogan, rechazó la idea de crear una zona de exclusión aérea, tildándola de “tontería”. ¿Pero qué hace la OTAN en Libia? Sin embargo, la OTAN consiguió que se aprobase la Resolución 1973 de 17 de marzo, que autoriza a “tomar todas las medidas necesarias contra el líder libio Muammar Gaddafi y la creación de una zona de exclusión aérea”.
Aunque Turquía no condenase de forma expresa la resolución, sí ha condenado los ataques aéreos franceses contra las fuerzas del coronal Muammar Gaddafi, intentando vetar la propuesta de que la OTAN se hiciese cargo del cumplimiento de la resolución que establecía una zona de exclusión aérea. El jueves 24 de marzo, el canciller turco Ahmet Davutoglu, se reunió con un alto mando militar de la OTAN, el almirante James Stavridis, en Ankara, cediendo finalmente a la presión de Estados Unidos para que apoyase que la OTAN hiciese cumplir la zona de exclusión, pero con la condición de que “los ataques en Libia deben tener la finalidad de proteger a los civiles, aplicar un embargo de armas y una zona de exclusión aérea, y prestar ayuda humanitaria”, excluyendo cualquier ataque aéreo contra la fuerzas terrestres de Gadafi.
Erdogan tiene un aliado poco previsible en el Presidente de Estados Unidos, Barak Obama. Más prudente que los dirigentes franco-ingleses, Obama no quiere repetir una invasión como la de Afganistán o Irak, y prefieren que la responsabilidad de los acontecimientos recaigan sobre sus aliados de la OTAN. Después de reunirse Davutoglu con Stavridis la semana pasada, el embajador de Estados Unidos en Turquía, Francis Ricciardone, dijo que Estados Unidos y Turquía casi tienen las mismas opiniones sobre la acción militar en Libia, coincidiendo en que lo más importante es la protección del pueblo de Libia, y que Turquía tiene un papel muy importante en la región y una importante experiencia por razones históricas y culturales.
Pero el Secretario General de la OTAN, Andres Rasmussen, insistió el día posterior al encuentro entre Davutoglu y Stavridis, que todavía queda pendiente una “operación de los aliados y una operación de la OTAN”, continuando los ataques aéreos contra las tropas de Gaddafi, enfadando a los turcos, y mostrando el desorden reinante en el seno de la OTAN. La cifra de muertos por los ataques aéreos ya supera los 100. “Davut” está luchando contra Goliat, por decirlo de algún modo, y el mundo está asistiendo ahora a una lucha del valiente David contra la OTAN:
En una entrevista en The Guardian el domingo pasado, Erdogan se defendió contra su enemigo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, diciendo que Turquía está dispuesta a actuar como un mediador para negociar una alto el fuego con Libia en el marco de la OTAN, la Liga Árabe y la Unión Africana. También advirtió de los peligros de un conflicto prolongado, corriendo el riesgo de convertirse en un “segundo Irak” u otro “Afganistán”, con repercusiones devastadores tanto para Libia como para los principales Estados de la OTAN que están interviniendo.
Se estaba refiriendo claramente tanto al 11 de septiembre como a las invasiones de Irak y Afganistán. Irak todavía está pagando el precio 20 años después, desde e inicio de la Guerra del Golfo en 1991. “Cuando las fuerzas Occidentales entraron en Afganistán hace casi 10 años, se hablaba que era cuestión de días, y lo mismo se había dicho de Irak. No queremos una imagen similar en Libia. Se está produciendo una Guerra civil en Libia y vemos que lleva camino de repetirse la misma situación”.
Turquía es el único miembro de la OTAN que todavía tiene embajada en la capital de Libia, Trípoli, y un cónsul en Bengasi. Erdogan mantiene contacto personal con Gaddafi, y ahora le ha pedido públicamente que renuncie y que se realicen conversaciones con la oposición de Bengasi, el llamado Consejo Nacional de Transición. Turquía está a punto de hacerse cargo de la gestión del puerto de Bengasi y de su aeropuerto, a fin de facilitar la ayuda humanitaria, de acuerdo con la OTAN, anticipándose a cualquier plan franco-anglo-norteamericano que intente utilizarlo para lanzar una invasión terrestre. Erdogan dijo: “El papel de Turquía en Libia terminará tan pronto como sea posible... y tratará de restaurar la unidad e integridad del país sobre la base de las peticiones democráticas del pueblo”. Dijo claramente que “este despliegue no debe llevarse a cabo por el petróleo de Libia”.
La notable capacidad de Turquía para resistir a los intentos de la OTAN para invadir Libia, es fruto de una última década de creciente asertividad de Turquía en Oriente Medio, en relación con Estados Unidos, pero incluso más allá. Cuando se produjo el colapso de la Unión Soviética, Rusia se convirtió rápidamente en el mayor socio comercial de Turquía, perdiendo su importancia estratégica como un puesto avanzado de la OTAN. Pero esto era, de hecho, un plus -ahora es capaz de forjar relaciones con sus vecinos y el mundo en general, explicando que “era el restablecimiento del flujo natural de la Historia”, como dijo Davutoglu en la Cumbre del Cambio, celebrada a principio del mes de marzo en Estambul.
Después de que llegase al poder el Partido de Justicia y Desarrollo (AK) en el año 2002, la política exterior de Turquía se vovió más segura y más acorde con el mundo musulmán. Pese a los temores de un golpe militar, el nuevo Primer Ministro, Erdogan, se negó a que Estados Unidos invadiese Irak desde las bases de la OTAN en Turquía, molestando al Pentágono. Turquía no se opuso a la creación de una zona exclusión aérea en Iraq después de la Guerra del Golfo de 1991, lo que supuso de hecho una ayuda para los separatistas kurdos de Turquía, por lo que la llegada de AK ha supuesto un nuevo papel de Turquía en la OTAN, como algo inevitable.
En Afganistán, mientras que Turquía no reconoció a los talibanes como el Gobierno oficial a finales de 1990, no participó en la invasión de Estados Unidos en 2001, y después tomo posición como un aliado discreto pero esencial en la “guerra contra el terrorismo”, proporcionado 1800 soldados en misiones no relacionadas con los combates, tales como la seguridad en torno a Kabul y formación de las tropas, “sin el paternalismo o la arrogancia imperial de la potencia ocupante”, según Audemir Erman, coordinador de Turquía para Afganistán de 1991 a 2003, según se decía en Christian Science Monitor el año pasado.
En 2007 se inició un programa trilateral de cooperación con Afganistán y Pakistán a nivel político, militar y de inteligencia, y acaba de terminar con un programa de entrenamiento esta semana con soldados afganos y paquistaníes en guerra urbana. Según el diputado turco Burhan Kayatürk, el pueblo afgano aprecia la buena voluntad de Turquía, y “puede ayudar a ganar los corazones y las mentes del pueblo afgano, que aprecian a los soldados turcos” y puede “fortalecer la infraestructura en educación, salud e industria”.
“Como un amigo histórico de confianza del pueblo afgano, Turquía es el único miembro de la OTAN que tiene un poder suave entre los ingredientes de su arsenal, lo que es clave para ganar los corazones y las mentes de la población. Ningún afgano ha caído bajo una bala turca y ningún afgano entrenado por los turcos ha traicionado a su país”, afirma Erdogan.
Al igual que Turquía tiene su propio camino en Afganistán, no se mantiene al margen de la crisis Libia, proporcionado a la OTAN cinco naves y un submarino para hacer cumplir el embargo de armas, y un escuadrón de aviones de combate para el cumplimiento de la zona de exclusión aérea, la contribución más significativa de todos los miembros de la OTAN, pero con la condición de que no se produzcan muertos entre los ciudadanos libios, a los que apoyan.
Un enfoque gazmoño en estos momentos no haría más que agravar el desastre por la torpeza imperial, dejando a Occidente el control del final inevitable que se acerca, y Turquía con una política (y economía) en frío. Mucho más sensible a asumir parte de la responsabilidad, ha llegado a un tipo de acuerdo – a pesar de sus defectos- con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, y quiere asegurarse de que la posición turca sea tenida en cuenta en la realización de las operaciones y de sus secuelas.
El último movimiento de Turquía es una apuesta, pero la política no está hecha para los débiles. “Los enemigos de los árabes apuestan por estar siempre un paso o dos por delante de los árabes en sus planes y operaciones”, dice el escritor estadounidense de Libia Husayn Al-Kurdi. El movimiento de Turquía para posicionarse como mediador en el ataque de Occidente contra Libia, es un valiente intento de mantenerse en paso por delante de los “enemigos de los árabes”.
Cuando el polvo se asiente finalmente en la quijotesca Jumhuriya de Gaddafi, los turcos serán la única potencia que podrá marcar el comienzo de un nuevo régimen post-Gaddafi. Al igual que en las invasiones de Afganistán e Irak, Occidente ha preparado ya al sucesor de Gaddafi, el autoproclamado Primer Ministro Mahmoud Jibril, que ya dicta directrices desde Bengasi. Suponiendo que la invasión Occidental tenga éxito y se proclame el nuevo líder libio, todavía faltará ganarse la credibilidad entre el pueblo libio.
No será una estrategia fácil de llevar a cabo. Los pasos en falso de los franceses abundan. El Ministro del Interior del Gobierno Sarkozy, Claude Guéant, elogió al Presidente francés por liderar la cruza contra Gaddafi. El Primer Ministro ruso Vladimir Putin ha condenado la invasión con la misma palabra “C”, lo que agrava la desnudez real. Jibril es el favorito de los potentados franceses, pero teniendo en cuenta el abismo de la extrema derecha en Francia, el Partido del Frente Nacional de Le Pen, Jibril actuaría de forma prudente si recalase por primera vez en Ankara tras un nombramiento.
Entonces, ¿cuál es el destino de la Resolución 1973? Si Turquía prevalece, se pondrá fin al violento intento de Occidente de derrocar a Gaddafi y mediará en una transición pacífica hacia la Democracia, o si prevalecen las armas de la OTAN, ¿podría desatarse de nuevo los horrores provocados por Bush hijo en Afganistán e Irak? Los intrigantes de la OTAN, ahítos de poderío militar, están creando una nueva fuente de terror. Erdogan y Davutoglu están tratando de sacar los clavos del fuego.